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Nadie se va a reir

Decía Milan Kundera que la ironía es una forma de conocimiento tan útil como la ciencia. Pero la lectura es este libro de Juan Soto Ivars me ha obligado a darle una vuelta a este asunto, y a pensar en como uso la ironía, porque, como dice el autor, la gente no tiene tiempo para pensar en los dobles sentidos ni para valorar contextos. De cuanto he subrayado, me quedo pensando en que la provocación es una de las pocas armas de los que no tienen nada. Y si además la usan con inteligencia, añado, es un arma muy potente. Hago mía la intención de ser un poco más somarda, aunque no sea aragonés, y seguir cuestionando la solemnidad desde la planta baja de la vida, que es donde vivo. Me reafirmo en que a internet no se va a saber más, sino a saber menos, aunque de más cosas, y para tener razón, aunque sea sin razonar. Que la profundidad del conocimiento se busca en los libros, frase a frase, página a página. Y, lo más importante, que tantas y tantas veces, el cachondeo esconde melancolía.  
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La era que vivimos.

Que el tiempo humano se mide en rachas, y no en años, es una evidencia. Pese a ello, muchas personas -en realidad, casi todas-, celebran el comienzo de año nuevo como si se abriera una etapa nueva en su vida, o en la de los demás. Algunos profesores y algunas profesoras, y también directores y directoras, viven el tiempo como una repetición del ciclo septiembre-junio. Siempre igual, siempre lo mismo. Vete tú a hablarles de previsión, y de planes. Yo quiero ser fiel a la realidad, y mido mi vida en rachas. Pese a ello, en cada Nochevieja tomo las uvas y beso a los míos, porque los quiero, y los veo felices.  La racha en la que estoy empezó con la pandemia, en 2020, y no es la mejor de las que he vivido. En realidad, más que una racha, tengo la sensación de estar viviendo una era. No veo su final. Pero estar, está.

Cabeza y mundo

La cabeza de los seres humanos no siempre está completamente de acuerdo con el mundo en que viven (Saramago, Ensayo sobre la lucidez, página 170). Eso explica que, tres semanas después de la tarde del 20 de agosto, Rubiales no sepa todavía qué hizo tan mal. Eso explica que, pasadas dos semanas de la Asamblea Extraordinaria de la RFEF, Luis de la Fuente siga creyendo que no hay razones para dejar de ser seleccionador. Eso explica que, mes y medio después de las elecciones del 23 de julio, Núñez Feijoo diga que lo democrático es, solo, que se deje gobernar al partido más votado. Solo son tres ejemplos de cómo cabeza de algunos y mundo de todos habitan en lugares distintos. Muchas personas piensan que las cosas son lo que no son (a lo mejor son lo que eran en el momento en el que dejaron de pensar), y eso solo puede provocar dos cosas: a ellas, que vayan por donde no hay salida, o que estén donde no les toca. Y a los demás, algo de vergüenza. Como soy maestro, concluyo que la escuela deb

Ya no hay caníbales.

Daniel Innerarity dice con precisión lo que otro pensamos con difusión: nadie es de nadie .   Así que los hijos tampoco son de sus padres. Que ser padre o madre es más fuente de preocupaciones que de alegrías, sobre todo si se tienen en cuenta, uno a uno, los veinte primeros años de la vida del hijo, es una obviedad, y por lo tanto no merece mayor comentario. Que ser padre es más fuente de obligaciones que de derechos no es una obviedad, y merece un comentario. Y más desde que Vox, al llegar a las instituciones, pone sobre la mesa el veto parental.  En mi opinión, y en relación a la escuela, son dos las obligaciones de los padres: llevar a los hijos y dejar hacer a los maestros.  En la escuela aprenderán a leer. Dice Gregorio Luri que leer es la primera destreza que debería enseñar la escuela. Y además de las letras, las palabras, las frases y sus contextos, los maestros les enseñarán también a leer la vida, para que los niños y las niñas transiten de su casa, que es una cosa, al mundo

Con las palabras todo cuidado es poco (Saramago). Después de releer "Las intermitencias de la muerte" y "Ensayo sobre la lucidez".

Yo soy de los que decía Saramago (Ensayo sobre la lucidez, 2004) que se han cansado de las palabras.  Porque como mudan de opinión como las personas, porque al ser inestables como sombras, sombras ellas mismas  (Las intermitencias de la muerte, 2005), hoy significan una cosa y mañana otra distinta y pasado lo contrario. Y no sé si confiar o salir huyendo. A lo mejor me he cansado de las palabras porque os veo hablar, y hablar, y siento que cuanto más hablais menos valen vuestras palabras. Que de tanto juntar las relevantes con las irrelevantes, las livianas con las pesadas, las que crean con las que matan, las que son con las que quieren ser, termino por no saber cuál es cuál.  Y sigo sin saber si confiar o salir huyendo.

Contra el pedagogismo

Lo mejor de la entrada de la innovación en la escuela es que los maestros descubrimos que las cosas se pueden hacer mejor, y no igual que siempre. Lo peor, que muchos acabamos pensando que todo lo nuevo es bueno, y que lo anterior es malo. Estábamos perdiendo el equilibrio y tocaba recolocarse. Este ensayo de Alberto Royo ayuda a recuperar el equilibrio.  Nos recuerda que la escuela está para enseñar y que a la escuela se va a aprender: " el profesor ha de servir al conocimiento, y ser la vía de transmisión hacia el alumno ".  Dos cosas que se nos estaban olvidando, de tanto poner la felicidad en el apartado de los objetivos de la escuela, y de tanto subrayar que al maestro le toca sacar (de no se sabe qué parte de los alumnos lo que estos ya sabían pero no sabían que sabían) y no meter (en ellos, el conocimiento que no tenían). ¿Que cuánto tiene que saber un maestro? Mucho. ¿Que como tiene que transmitirlo? Muy bien. Usando la metodología que mejor se adapta a cada momento.

Sobre el arte de leer

Que leer es un arte, y no una simple mecánica, como nos recuerda Gregorio Luri en este ensayo sencillo y magnífico, es lo que nos muestra que lo realmente innovador en la escuela es que los maestros lean a los niños en voz alta, como hacía Monsieur Germain con Albert Camus y sus compañeros, cada tarde. Que leer no es algo natural, como lo es hablar, nos enseña lo necesarios que son los maestros, porque "la lectura es la primera destreza que debiera asegurar la escuela". Hace unos días, en unas jornadas de formación con maestros, uno de ellos decía que el primer reto que debe afrontar la escuela es el de la digitalización. No es culpa suya. El Gobierno de su Comunidad Autónoma viene exigiendo a los maestros un número ingente de horas de formación en esa materia. La cosa es para qué, si, como dice Luri, lo que tienen que hacer los maestros en clase no es hablar menos, y que los niños se arreglen entre ellos, o con sus pantallas, sino hablar más. Hablar mucho, y sobre todo, habl