Yo llevaba un año tomado notas y ordenando ideas para escribir un libro. Tendría que hablar de la escuela y la realidad. Partía de mi constatación de que muchas escuelas viven a espaldas de lo que pasa más allá de sus paredes. Y de que, en consecuencia, muchos alumnos viven la vida como sin interés por la vida.
Y resultó que el libro ya lo había escrito Catherine L´Ecuyer. Ese trabajo que me ahorro, pensé. A otra cosa.
A lo largo del libro nos lleva varias veces a Platón, que dijo que fácilmente podemos perdonar a un niño por tener miedo a la oscuridad; la tragedia verdadera de la vida se da cuando los hombres tienen miedo a la luz.
"Educar en la realidad" es no tener miedo a la luz.
Esto es, primero, educar desde lo que pasa a nuestro alrededor. Para poder acontecer. Y no ser solo espectadores de lo que acontece.
Segundo, educar poniendo a los niños delante de la belleza. Se sorprenderán. Y aprenderán.
Y tercero, educar con realismo. No pidiendo a los niños que hagan lo que su naturaleza no admite. Porque educar es buscar la perfección de la que es capaz nuestra naturaleza.
Y nada más.
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